HIGUERO SE PROCLAMA SUBCAMPEÓN DE EUROPA EN SUECIA
No estaba muerto, estaba en Aranda. El 'León' Juan Carlos Higuero se proclamó subcampeón de Europa indoor en Suecia reventando a sus rivales europeos en 3.000 metros apoteósicos. El arandino vuelve a saborear la gloria internacional tras dos años en el olvido.
¿Qué quieren que corra lesionado?", espetaba triste en los Juegos de Londres al comprobar que en el atletismo como en la vida todo se olvida demasiado rápido. Día a día, 'el León de Aranda' preparó su venganza europea y Suecia era su país. Estaba escrito. La batalla de 2006 había sido la gran premonición.
Hace siete años y al margen de su bronce en el 1.500, Gotemburgo vivió su primera resurrección. Fue en un 5.000 que dominó un extraordinario Jesús España por delante del hoy todopoderoso Mo Farah. "Higuero está fuera del pódium", aseguraban una y otra vez los canales de televisión. En 400 metros estratosféricos, culminados con una de las mejores rectas de la historia de España, el arandino comenzó a cerrar bocas para acabar en el lugar que le pertenecía, un pódium en el que había nacido.
A sangre fría
La crónica de hoy empieza con una reseña de ayer para que nadie vuelva a enterrar el mañana de un mito. Higuero sabía que el azerí, de origen etíope, Ibrahimov estaba fuera del alcance de los humanos. Sin embargo, nunca lo perdió de vista. El arandino se contuvo en una carrera anárquica que los franceses Kowal y Carvalho intentaron dinamitar en un último kilómetro desesperado.
Ibrahimov saltó en el momento que quiso para ganar un oro cantado en 7:49.74. Higuero aguardaba en el quinto puesto hasta la última vuelta. Allí se vio obligado a sacar el orgullo de un enamorado del medio fondo que tuvo que pasarse a distancias mayores con los años. Primero cayeron los franceses, luego el irlandés Olionaird Ciaran –a la postre tercero- antes de enfrentarse a su pasado.
Higuero apretó los dientes en un último esfuerzo descomunal y logró conservar la plata, un segundo más tarde que el vencedor. Su hermanos, con el fontanero de Aranda a la cabeza, soltaron toda la adrenalina desde la grada. Luego llegó el instante de las pistolas, apuntando a la gloria después de ser negado tres veces en los dos últimos años. El único gallo fue él, la medalla número 100 de la historia de España en este tipo de campeonatos. Acabado sí, pero en plata. Mientras, el leonés Roberto Alaiz, uno de los llamados herederos del atletismo español, terminaba en un meritorio séptimo puesto.